No es solo una montaña ubicada en el centro de Australia: Uluru es el extraño y simple punto en que se reúnen larguísimas tradiciones aborígenes, una enorme industria turística y, para algunos, el testimonio patente de la existencia de una antigua civilización extraterrestre.
Cuenta una leyenda de los
aborígenes australianos, que una vez se libró una terrible batalla en Uluru
durante el Tiempo de los Sueños, cuando un pueblo conocido como Los Hombres
Serpiente Venenosos, atacó para dar muerte a los pueblos que habitaban la zona,
Los Hombre Serpiente no Venenosos, pero Bulari, la Diosa madre de la Tierra,
logró vencerlos con una nube de gases letales.
Muchos de los Hombres Serpiente,
permanecen encerrados
en una prisión bajo el Uluru, el punto más sagrado de toda Australia, más
conocido por el nombre de AYERS ROCK, una enorme colina de granito que cambia
de color durante el día y asombra a cuantos la visitan, por constituir una de
las maravillas del mundo mineral.
No es solo una montaña ubicada en
el centro de Australia: Uluru es el extraño y simple punto en que se reúnen
larguísimas tradiciones aborígenes, una enorme industria turística y, para
algunos, el testimonio patente de la existencia de una antigua civilización
extraterrestre.
Es, además, claro, una simple
roca, o formación rocosa, de unos 350 metros de altura (aunque su mayor parte
está bajo tierra) que se yergue, con imponente soledad, en el desierto.
En 1987 Uluru fue declarado
Patrimonio de la Humanidad, lo que no hizo más que encausar hacia allí el flujo
turístico de la región, convirtiendo a la roca en una industria en sí misma.
El perímetro de Uluru presenta
una gran cantidad de pinturas y grabados que para los nativos tienen origen
divino.
Muchas de estas imágenes en las
cuevas están relacionadas con la fertilidad y la iniciación, y otras, las más
extrañas, representan a los wandjina, seres mitológicos asociados con la
creación del mundo.
Son figuras que se asemejan mucho
a astronautas o extraterrestres: de tonalidad grisácea, no tienen boca, pero sí
unos ojos grandes y negros, y llevan la cabeza cubierta con una suerte casco. Para algunos, son el sostén
perfecto de la teoría de los “Antiguos Astronautas”, según la cual extraños
personajes trajeron la vida a la Tierra en uno de sus viajes especiales fuera
del tiempo. Para otros, una simple, y no por eso menos magnífica, invención
ancestral que intenta explicar lo inexplicable (el origen) en una enorme
montaña solitaria.
¿Hace cuánto tiempo se hicieron
estas enigmáticas pinturas?
En un primer momento, se pensó
que no se podría datar la antigüedad de las pinturas debido a que el carbono 14
sólo es válido para restos orgánicos (o anteriormente vivos), y las pinturas de
los "wandjinas" estaban realizadas en pigmentos ocres de base
mineral. Fue de forma casual cuando, Grahame Walsh observando las pinturas de
Kimberley, se fijó en un nido de avispas situado encima de uno de los
"wandjinas", y que a primera vista pensó que era reciente, la
curiosidad hizo que lo observara más de cerca, dándose cuenta de que en
realidad era un avispero fosilizado, debido al silicio que contenía el agua que
llenaba todos los poros del avispero.
Walsh supuso que sería posible calcular la edad del avispero y puesto que el este se encontraba encima de la pintura, sería al menos de una antigüedad similar. Walsh buscó la colaboración de Richard Roberts, geólogo especializado en la lectura de los granos de arena mediante luminiscencia óptica. Walsh y Roberts viajaron en 1996 a Kimberley en busca de más fósiles sobre las pinturas, hallando dos de estos avisperos fosilizados sobre una típica pintura de forma humana o "wandjina".
Antes del análisis realizado por
Walsh y Roberts, los arqueólogos habían estimado la edad de estas pinturas en
unos 5000 años. Después del análisis se dató que los avisperos tenían unos
17000 años de antigüedad y, lógicamente, la edad de las pinturas debería
retroceder aún más, al estar realizadas antes que los nidos.
La datación de las
"grandes" herramientas descubiertas se fijó en unos 100.000 años y
los restos fósiles humanos hallados se acercan a una antigüedad de 200.000
años, contradiciendo así lo que la ciencia decía de que los primeros pobladores
de Australia habían aparecido como máximo hace unos 65.000 ó 70.000 años.
Fuente: Clarin / Guioteca / Tu History
/ www.taringa.net
Imagen
Principal: Stanislav Fosenbauer / Shutterstock.com
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