Determinados petroglifos
encontrados en América del Norte indican que antiguos exploradores chinos
contactaron con nativos americanos.
YaoLiang Song, profesor de la
Universidad Normal del Este de China en Shanghai, que estudió los petroglifos
como profesor invitado de la Universidad de Harvard, ha anunciado recientemente
que apoya la interpretación de que éstos son de origen chino antiguo.
El Dr. John A. Ruskamp Jr., ha
dirigido la investigación de estos petroglifos en los últimos años, contando
con la ayuda de expertos como el Dr. David N. Keightley, considerado por muchos como el principal
especialista americano en los primeros escritos chinos sobre huesos oraculares.
De este modo, Keightley ha observado que los signos de un petroglifo que se
encuentra en un rancho privado de Arizona coinciden con símbolos de huesos
oraculares chinos de la dinastía Shang (1600-1050 a. C). Keightley tradujo así
el mensaje escrito sobre la roca de Arizona:
“Separado (durante) un total de
10 años; declara (la) expedición devolver (a la) Casa del Sol, (la)
investigación completa que hicieron juntos.”
Éste sería tan sólo uno de las
docenas de petroglifos identificados por Ruskamp que contendrían antiguos
caracteres chinos. A principios de este mes, Song apoyó firmemente la
investigación de Ruskamp a través de una carta, (de la cual Ruskamp envió una
copia a La Gran Época) e instó a otros académicos a tomar nota.
Song es experto en petroglifos
chinos y, desde hace mucho tiempo, con su trabajo también apoya la
controvertida teoría que defiende el contacto entre Asia y América del Norte.
Una teoría muy alejada de lo que habitualmente exponen arqueólogos y
antropólogos, cuya opinión común es que los nativos americanos atravesaron el
puente natural de Bering hace unos 12.000 años, no existiendo otro contacto
entre el Viejo y el Nuevo Mundo hasta que los vikingos llegaron a la costa este
norteamericana hacia el año 1000, aunque muchos eruditos hayan presentado
indicios en los últimos decenios que sugieren que pudieron existir otros
contactos con anterioridad.
El mismo Song propuso tal teoría en el pasado. En los años 90 del pasado siglo fue invitado por el profesor K. C. Chang para llevar a cabo una serie de investigaciones en la Universidad de Harvard sobre petroglifos prehistóricos del noreste asiático y del noroeste americano. En el curso de su investigación, quedaron claras a sus ojos las notorias similitudes entre los petroglifos de ambas regiones, que sugieren un antiguo contacto. Aquella investigación, denominada “Petroglifos prehistóricos con caras humanas en el Pacífico Norte” fue publicada por la Smithsonian Institution en 1998. Song escribió en dicho documento:
“Muchos de estos petroglifos con
caras humanas del este asiático, tienen equivalentes cercanos en figuras del
arte rupestre del noroeste de América del Norte, desde la isla Kodiak de Alaska
hasta el Río Columbia [en el sur de la Columbia Británica y el norte de los
Estados Unidos].[…] El grupo de petroglifos de la costa del noroeste está
considerado un grupo diferente por todos los expertos.”
Los petroglifos que Song estuvo
observando, se estima que fueron creados hace entre 5.000 y 7.000 años. Por
tanto, la antigua presencia asiática en América del Norte tuvo que haberse
producido mucho antes de la estimación de 3.000 años correspondiente a la
dinastía Shang elaborada por Ruskamp, y mucho después de haber desaparecido el
puente terrestre de Bering. Song escribía lo siguiente acerca del trabajo de
Ruskamp:
“Ruskamp presenta claramente […]
antiguos mensajes chinos identificables que fueron transcritos hace mucho
tiempo como arte rupestre, y que hasta ahora habían permanecido inalterados y
no reconocidos”. (…) “La catalogación suele ser errónea y hasta desconocida
para los antropólogos y arqueólogos modernos (en gran parte debido al hecho de
que generalmente no son bien conocidos los estilos antiguos de escritura china,
y además se localizan en lugares difíciles y remotos) en estos escritos chinos,
inconfundiblemente concluyentes y que establecen casos históricos de presencia
temprana de exploradores chinos, a través del Pacífico, en el continente de
América del Norte”.
En la actualidad, Ruskamp
continúa identificando más petroglifos por toda América. Para ello hace uso de
un análisis estadístico de similitud entre dichos glifos y la antigua escritura
china, a fin de descartar la posibilidad de que dichas coincidencias sean
sencillamente casualidades.
Izquierda:
Petroglifo de Lianyungang, China, tal y como lo mostró Song en 1998. Derecha:
Petroglifo hallado en la Columbia Británica, Canadá. (Fotografía: La Gran Época). |
Estas inscripciones antiguas no
son exactas al 100%, sino que los distintos artistas que las utilizaron las
crearon insertando diversas variantes de las mismas. Pero Ruskamp ha
determinado que los glifos son lo suficientemente parecidos a los ejemplos
conocidos de antigua escritura China, así como que existe más de un 95% de posibilidades
de que dichas semejanzas sean debidas a un contacto directo con antiguos chinos
y no a una simple casualidad.
El Dr. Michael F. Medrano, jefe
de la División de Gestión de Recursos para el Monumento Nacional de
Petroglifos, se reunió con Ruskamp en el emplazamiento de los misteriosos
petroglifos y expuso que los considera auténticos y que no provienen de
culturas indígenas locales. Tanto es así que escribió en un correo electrónico
a Ruskamp:
“Creo haber descubierto algo
importante en la historia humana y disponer de los medios para reconocerlo y
explorarlo.”
Algunos de los petroglifos
americanos que coinciden con la escritura china probablemente tengan un origen
nativo americano, explica Ruskamp, quien cree que una antigua expedición china
viajó por toda Norteamérica en lugar de establecer un asentamiento en el
continente americano. Dice basarse en el patrón que ha podido discernir
estudiando las diferentes concentraciones de petroglifos.
A principios de este año, Ruskamp
lanzó la tercera edición de su libro “Ecos Asiáticos: La identificación de
antiguos pictogramas chinos precolombinos en el arte rupestre de América del
Norte”.
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Imagen de portada: Fotografía de
petroglifos pertenecientes al Parque estatal Valle del Fuego de Nevada, Estados
Unidos. (Fotografía: Ekaterina Pokrovsky/Shutterstock/La Gran Época)
Autor: Tara MacIsaac
Fuente: La Gran Época
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